Hoy la encuesta de
población activa (EPA) ha dado a conocer unos datos desalentadores. En España
hay más de 1.500.000 jóvenes que ni estudian ni trabajan. Quizás la primera
impresión de algunas personas que estén leyendo este blog sea decir, son unos
vagos... pero esa información es discutible y os voy a explicar el porqué.
Hoy en día es difícil
trabajar, más si cabe en España (no os estoy descubriendo la pólvora), pero por
otro lado podréis pensar "pero estudiar lo puede hacer todo el
mundo". NEGATIVO.
Os pongo un caso real:
chico que le gusta la informática, quiere realizar un grado superior, presenta
todo los papeles, se apunta a TRES ciclos por si los demás están llenos,
resultado: no le cogen en ninguno de los tres porque no hay plazas suficientes.
Se supone que el estado
tiene que dar una cobertura al joven para que en caso de que quiera estudiar
pueda hacerlo sin trabas, pero en el momento decisivo, solo ves burocracia y
recortes. Llegados a este punto podréis sugerir "que haga un curso del paro",
y es verdad que el paro ofrece cursos gratuitos, pero en el campo laboral la
dura realidad es que no sirven para absolutamente nada.
Por lo tanto solo te
queda esperar un año y rezar a la diosa fortuna para que te admitan en un
ciclo, si es que esta vez todos los planetas se han alineado para ello.
Hablando de planetas, el
nuestro alberga individuos lamentables, el otro día leyendo (afición muy
saludable), comentaba un artículo que en Afganistan cuando los hombres ven a
una mujer conduciendo, chocan con ella adrede para poder entablar una
conversión. Puedo entender que estén necesitados de una figura femenina, pero
¿hay que llegar al accidente de tráfico? Algo exagerados son.
En 1900, en Atlanta, tal día como
hoy, nació la escritora Margaret Mitchell, autora de la
novela romántica, "Lo que el viento se llevó". Y creo
que si alguien recuerda esa novela/película es
por la famosa frase: "A DIOS PONGO POR TESTIGO DE QUE JAMAS VOLVERÉ A
PASAR HAMBRE." y precisamente es lo que muchos gritareis después de
leer la última noticia que os voy a comentar.
Imaginad la
siguiente escena, estáis en vuestro sofá, cómodos y calentitos, de repente os
entra un hambre atroz, pero claro no tenéis ganas de cocinar (o simplemente no
tenéis ni idea), cogéis el móvil y mandáis por wifi una señal al microondas
para que os haga una tortilla de patatas.
Parece una locura pero
dentro de pocos años esto será verdad. Ya están aquí y probablemente para
quedarse las impresoras de comida en 3D, que te hacen desde una pizza hasta
unas albóndigas (nunca como las de tu madre) directamente desde una aplicación.
A donde vamos a llegar con la tecnología, no lo se, pero mientras nos faciliten
la vida y no nos quiten lo más valioso que tenemos que es nuestro tiempo cada
avance será bienvenido. Lamentablemente son un poco caras a día de hoy por lo
tanto no me queda otra opción que hacerme la cena, si alguien tiene hambre está
invitado.
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